Entre nueve y diez de la mañana
Llegan Carlos y sus panas
A buscarse el sustento
De sus madres y hermanas
Sentados en sus muros,
Con penas y tristezas
Usan trajes de pobrezas
Tienen rostros de malezas
Son las piezas,
Del rompe cabezas
Les duelen las entrañas,
Sus ojos son lagañas
Usan artimañas, las limosnas
Son una gran hazaña
en la calles sabes nadan las pirañas
Descalzos hasta el alma,
Con los cayos en las palmas
Pide calma la histeria
Resistencia a la miseria
Residen en castillo,
Con las luces sin sus brillos
Si tuviesen un casquillo
Halarían el gatillo
Pobres pequeños
Desdichados pedigüeños
Trabajando con empeño
Su destino no es un sueño
¨ De vez en cuando, visitamos una casa
Del sector donde vivimos.
Estudiamos y escribimos
Pero a la escuela no asistimos ¨
Eso dicen ellos
Pero y la sociedad
No piden por molestia,
Piden por necesidad
Su padre, con una hernia acostado en su cama,
Su madre, prostituta en acciones profanas.
Sin embargo,
Ni Carlos o los otros eligieron el camino
La vida es injusta o son cosas del destino
El calor es intenso, el sol es candente
Está dura la calle, la sombrilla es un puente.
A las cinco de la tarde se termina la jornada
se recaudan 100 monedas, se desmaya la mirada
somnoliento y hambirento llega la hora del momento
la pregunta del millon, habrá algo de alimento?
Ellos odian su presente
un futuro diferente
no le importa al presidente
la vida del indigente
Mientras los politicos bailan tango
y otras personas tienen rango
Carlitos y los otros en la calle
A diario se hunden en el fango
Lic. Luís Carlos Abreu Gil
Santo Domingo, Republica Dominicana
25-08-2010
Poeta Nacional